domingo, febrero 14, 2016

Bertram Kastner (8) - Quid pro quo

Esta es la 8ª página del relato interactivo de Bertram Kastner, basado en el juego Vampiro La Mascarada. Puedes participar en los comentarios decidiendo sus siguientes pasos.


Garet le ha contado a Bertram más cosas sobre la sociedad vampírica. También ha sido invitado a permanecer oculto allí.
   Tras aceptar la invitación de Garet de permanecer refugiado en aquellas dependencias, dieron por terminada la reunión y abandonaron el despacho. Erika fue la encargada de guiar a Bertram hasta un pasillo que, de forma similar a un hotel, disponía de numerosas puertas a cada lado. Después de abrir una de ellas con la llave que sacó de su bolsillo, instó al forastero a que accediera al interior.

   La estancia resultó ser algo más que una simple habitación. Se podría decir que era un pequeño apartamento donde cualquier persona podría alojarse cómodamente durante una buena temporada. Disponía de un recibidor y sala de estar, amueblado con una mesita rodeada por dos butacas y un sofá. En una de las esquinas había un escritorio junto a una estantería vacía. Detrás de la puerta de entrada se podía encontrar un perchero, en el que Bertram dejó descansar su abrigo. Aprovechó para apoyar su maleta de viaje junto a la pared de al lado.


   Una vez que terminó de echar un vistazo, se interesó por el resto de habitaciones del alojamiento. Al final de un pequeño pasillo estaba el dormitorio, con una decoración propia de principios del siglo XX. Destacaban la robusta cama en el centro, una gigantesca cómoda y un armario con varias puertas. Todo el suelo estaba cubierto por una alfombra de tonos rojizos, similares a las gruesas cortinas que había en una de las paredes. Bertram confirmó que tras la tela no había ventana alguna, al igual que en el resto del apartamento. Al lado del dormitorio había una puerta que llevaba a un cuarto de aseo, con bañera y grifería de época, así como un lavabo con una gran repisa de mármol.

   De camino a la primera salita, Erika le esperaba en lo que parecía una pequeña cocina compuesta por un fregador, una pequeña nevera y un armario con jarras de cristal. Al abrir el refrigerador y comprobar que estaba vacío, se mostró algo contrariada.

—Lo siento, pediré que te traigan algo de alimento —se excusó Erika.

—¿Comida? —preguntó Bertram extrañado al creer que en su nueva situación no podía comer nada sólido.


   Desde que fue convertido en vampiro, la sensación de hambre se había esfumado y no había tenido necesidad de probar bocado alguno. En cambio, sí que había sentido una sensación similar a la sed. Aunque ésta tenía la peculiaridad de venir acompañada de un dolor áspero y punzante en la garganta cuando la necesidad de saciarla era extrema. Recordó que las dos veces en las que había intentado calmarla bebiendo sangre humana no le habían ido demasiado bien.

—No me refería al tipo de alimento que consumías cuando eras mortal —respondió Erika riéndose—. Hablaba de bolsas de sangre.

—¿Como las de los hospitales? —se interesó Bertram ante la posibilidad de obtener el preciado fluido sin herir a nadie.

—No. Como, no. Es que son las bolsas de los hospitales —contestó Erika con una sonrisa pícara—. De hecho, estamos junto a uno. Tenemos una vía de acceso directo por los subterráneos.

—¿Robáis las reservas de sangre que la gente ha donado? —cuestionó Bertram indignado—. ¡Son para salvar la vida de la gente!

—No, no las robamos. Tenemos un acuerdo con los dirigentes del hospital para abastecernos con algunas unidades de las donaciones —aclaró Erika con un semblante más serio—. Además, también nos entregan sangre de gente que acaba de morir. Mejor que sea para nosotros antes que echarse a perder en una caja de pino, ¿verdad?

—¿Y así no estáis desvelando nuestra existencia a los responsables y trabajadores del hospital? —continuó preguntando Bertram—. ¿Qué ganan ellos en esto?


   Erika soltó una carcajada seca ante el desconocimiento del novato.

—Los vampiros controlamos los hospitales, la policía, los ayuntamientos... —le desveló Erika—. Aunque la mayoría de los dirigentes son mortales, son tan adictos a nuestra sangre y a todos sus beneficios, que nos hacen una serie de favores bajo el más absoluto secretismo.

—Ehm... —balbuceó Bertram intentando expresar una respuesta—. Hum...

—¿Te pasa algo? —le preguntó muy extrañada.

—Esto... No, nada —respondió desconcertado Bertram—. Es muy raro, ya que iba a contestarte sobre el tema, pero me he quedado en blanco de repente.

—Anda, cámbiate y acompáñame a tomar algo de sangre en el salón de ocio —le indicó Erika riéndose y apuntando al corte ensangrentado de su camisa, fruto del enfrentamiento con Volker Banach—. Seguro que la sed le está pasando factura a tu cabeza. Te espero fuera.


   Un par de minutos después, Bertram ya estaba listo y saliendo por la puerta de su nuevo alojamiento. El deseo por beber sangre le apremiaba. Tanto, que terminó de abrocharse los botones de los puños de su nueva camisa una vez fuera del apartamento. Entre carcajadas al ver lo rápido que había sido, Erika le entregó la llave para que cerrara la puerta. A continuación, se dirigieron a una gran estancia con varias mesas, como si se tratara de un lujoso local de copas y restauración.

—Espérame aquí —le ordenó Erika señalando una silla de la mesa que tenían más cerca—. Yo me encargo de traer la primera ronda.


   La mujer se acercó a la barra, tras la que le esperaba un hombre vestido de etiqueta. Después de charlar alegremente con él durante unos momentos, éste se dispuso a preparar la bebida. Bertram observaba a lo lejos la escena con curiosidad, a la vez que con cierta impaciencia. El camarero colocó dos grandes copas de cristal delante de ella. En las repisas de la pared había varias botellas de bebidas alcohólicas, propias de un local destinado a servir bebidas espirituosas a los mortales. Pero también había pequeños armarios con diversidad de recipientes en los que un líquido denso, a la vez que rojo oscuro, relucía en su interior.

   El barman depositó sobre la barra una bolsa de sangre. Seguidamente, vertió el contenido en cada una de las dos copas. Erika se lo agradeció, agarró las bebidas y se dirigió de nuevo a la mesa donde había dejado a Bertram esperando. Sus ojos no podían hacer otra cosa más que fijarse en una de las copas que traía para él. Se estaba relamiendo para sus adentros.

—Toma, pruébala a ver qué te parece —le pidió Erika mientras le entregaba una de las copas de sangre.

—Gracias —aceptó amablemente Bertram a la vez que se hacía con la bebida que ella le estaba ofreciendo.




   Bertram no podía aguantar más y se empinó la copa bebiendo casi toda la sangre en grandes y abruptos tragos. Una sensación de placer le inundó mientras los torrentes de sangre recorrían su garganta.

—Venid aquí —pensó para sí mismo Bertram.

—Eh, no tan rápido. Es mejor que la saborees y la disfrutes un poco en tu boca, ¿no? —le reprochó Erika.

—Perdón —se disculpó Bertram percatándose de su ruda forma de beber.

—Y bien, ¿qué te parece la sangre empaquetada? —se interesó Erika por la opinión de su compañero de mesa—. Estaría bien que aprovecharas estas ocasiones para beber con menos ímpetu y más tranquilidad. Así, aprenderás a controlarte para no poner en peligro a nadie más con tus mordiscos.

—Esta sangre está deliciosa, provenga de una persona o de una bolsa. Pero tienes razón, intentaré beberla más lentamente —reconoció Bertram antes de echarse un nuevo sorbo y retenerlo en su paladar para degustarlo.

—Es sangre de rata —le confesó Erika conteniendo la risa.


   Los ojos de Bertram se abrieron al máximo tras ser consciente de lo que había escuchado. No pudo evitar escupir toda la sangre que tenía en la boca, manchando el ya no tan blanco mantel de la mesa. Erika se repantigó en su silla mientras se reía a carcajadas de la situación. Bertram, indignado, pudo ver como el camarero también se divertía con esta escena de la que seguramente había sido cómplice.

—No tiene ni puñetera gracia —dijo Bertram enfadado, mientras clavaba su mirada en Erika.

—Tranquilo, los vampiros podemos beber sangre animal sin problemas. Es casi tan nutritiva para nosotros como la humana —le explicó Erika—. Después de años comiendo carne animal, no me vendrás con remilgos para beber sangre de animales, ¿no?

—¡¡Pero no de rata!! —estalló Bertram mientras se limpiaba la boca con una servilleta—. ¡¡Es repugnante!!

—Te tendrás que acostumbrar. No nos podemos permitir alimentarnos siempre de personas —le contestó Erika poniéndose seria—. De hecho, la sangre de rata tiene muchas ventajas.

—¿Como cuáles? —preguntó Bertram aún ofendido, a la vez que alejaba la copa de su vista.

—Bueno, son bolsas de sangre ambulantes. Y se reparten ellas solas a domicilio —respondió Erika volviendo a cachondearse del invitado, a la vez que se alegraba de haber conseguido que éste olvidara por un rato el caso de su familia.


   En ese instante, una chica entró en el salón, acercándose con paso acelerado a la mesa donde estaban ellos. Bertram, que iba a contestarle de nuevo, se contuvo y puso atención en lo que le estaba susurrando al oído de Erika: "Ha venido Niels Rainath".

—¿Quién es Niels Rainath? —cuestionó Bertram con curiosidad.


   Las dos chicas se miraron con cara de preocupación al confirmar que Bertram había oído el mensaje.

—Es alguien que no debe averiguar que estás aquí —le advirtió Erika mientras se levantaba de su silla para abandonar la velada—. Será mejor que te vayas lo antes posible a tus aposentos.

—Pero, ¿de quién se trata? Tiene pinta de ser alguien importante —insistió Bertram al percibir cierto hermetismo—. Tengo derecho a saberlo, ¿no?

—Es el máximo gobernante de los vampiros de varias ciudades de esta región —le aclaró Erika mientras comenzaba a alejarse junto a la chica.

—¿Como lo es Garet de aquí, de Stuttgart? —quiso indagar Bertram.


   Erika frenó en seco su avance, dio un suspiro y se giró hacia él.

—No. Garet no es el gobernante de Stuttgart. Es el segundo al mando —le desveló Erika, que reanudó su marcha—. Hazme caso, ve a tu apartamento. No sé para qué habrá venido aquí Niels, pero es preocupante. Si te están buscando en otros sitios, deberías permanecer lo más oculto posible para otros visitantes, incluyendo a Rainath.


   Bertram se quedó de pie junto a la mesa, viendo cómo abandonaban rápidamente la estancia.



Siguiente



Llegó el momento de tomar decisiones. Y en esta ocasión, hay que tomar dos.

Primera: ¿Se terminará Bertram su copa de sangre?

A) No, ya ha tenido suficiente con haberla probado.
B) Sí, se terminará la copa. Tampoco estaba tan mala.
C) Sí, y además se tomará la de Erika. Es que tiene mucha sed.


Segunda: ¿A dónde irá Bertram tras la advertencia de Erika?

D) Las intentará seguir para ver qué se trae entre manos Niels Rainath.
E) Buscará a Trebet para averiguar más cosas sobre este individuo.
F) Volverá a su apartamento y permanecerá ahí.
G) Buscará el acceso al hospital e irá allí.


Deja un comentario con una opción para la primera decisión y otra opción para la segunda. Podrás dar una explicación adicional si quieres dar más detalles.

16 comentarios:

  1. No hay que malgastar la comida, así que diremos que la C.

    En cuanto a lo otro, aunque tengo curiosidad, mejor hacer caso con la F.

    PD: ¿Alguien que yo me se tiene Auspex?

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    1. Registradas las opciones C y F. Gracias por participar.
      Efectivamente, ha usado Auspex, aunque esta no es la primera vez que lo hace :D

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  2. A y G.

    Nada de sangre de rata... y yo comenzaría a pensar en salir de ahí, si esta el vampiro jefe preguntando por Bertram... no vamos a pensar que el grupillo este le va a ocultar y jugarse el cuello... así que escapamos... y si es por el hospital... bueno, pues más motivo para no beber sangre de rata jua jua jua

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    1. Registradas las opciones A y G. Gracias por participar.
      Te llevas una participación extra para el sorteo :)

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  3. Eligo C y D primero cojo fuerzas llenandome de sangre y luego satisfago mi vena curiosa a ver quien es el tipo ese

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    1. Registradas las opciones C y D. Gracias por participar.
      Te llevas una participación extra para el sorteo ;)

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  4. C y F, tomas la sangre hasta reventar y luego a descansar a tu apartamento

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    1. Opciones C y F registradas. Gracias por participar.
      Consigues una participación directa para el sorteo :D

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    1. Opciones B y E registradas. Gracias por participar.
      Te llevas la cuarta y última participación directa de este capítulo para el sorteo.

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  6. Yo me quedo con la A, sangre de rata caca; y la E, quiero saber cosas sobre el tipo este :)

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    1. Opciones A y E registradas. Gracias por participar.
      Te llevas una participación de reserva para el sorteo ;)

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  7. Respuestas
    1. Opciones C y F registradas. Gracias por participar.
      Consigues una participación de reserva para el sorteo :D

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  8. Con 4 votos gana la opción C. Y con 3 votos, la opción F. Gracias a todos por participar.

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