domingo, enero 24, 2016

Bertram Kastner (5) - Un monstruo llamado Volker Banach

Esta es la 5ª página del relato interactivo de Bertram Kastner, basado en el juego Vampiro La Mascarada. Puedes participar en los comentarios decidiendo sus siguientes pasos.


Anteriormente, Bertram mordió a su amigo Alger, que aún está vivo. Pero otro vampiro está reclamándole poder terminar de beber la sangre de su amigo. ¿Sobrevivirán?







—Tranquilo Alger, no voy a dejar que este monstruo te toque un pelo —pronunció Bertram con una voz casi inapreciable, esperando que su amigo pudiera escucharle—. Bastante te he jodido ya dejándote así como estás.

—¿Por favor? —insistió el extraño vampiro invitándole a apartarse con un gesto extremadamente amable.


   Su paciencia se estaba empezando a agotar, al igual que la de Bertram. El tono educado y sobreactuado con el que se dirigía a él le sacaba de quicio. Y la intuición le decía que, aunque complaciera a su anfitrión dándole vía libre para alimentarse de Alger, después no tendría un buen final con él.

—Seguro que si le bebes toda la sangre a Alger, te harás más poderoso y se reducirán mis posibilidades de salir vivo de ésta —se planteó Bertram, intentando comprender cómo funcionaba su rival—. Y si aún así sobrevivo, no me perdonaría a mí mismo por permitir que Alger muera.


   Miró a su alrededor por si hubiera algo que le ayudara a defenderse, pero por el suelo sólo había algunas ramas finas que habían caído de los árboles. Desafortunadamente, nada que se pudiera utilizar como un arma. Bertram puso atención en su maleta, que a falta de otra cosa, hubiera sido algo contundente en caso de tener que golpear al otro vampiro. Pero no estaba a su alcance y el hecho de ir a por ella dejaría indefenso a Alger.


   El otro vampiro dio un paso hacia ellos e inmediatamente, como si fuera un resorte, Bertram pegó un salto para ponerse en pie. La tensión de la situación le invadió todo el cuerpo. El rostro le cambió y sus colmillos volvieron a hacer acto de presencia con el fin de intimidar a su oponente.

—No des ni un solo paso más si no quieres que sea el último que camines —le amenazó Bertram, clavándole la mirada.


   Su oponente se detuvo sin dejar de mostrar su sonrisa maquiavélica. Bertram se vino arriba y dio un paso hacia él mirándole intensamente, a lo que el otro vampiro reaccionó retrocediendo lo mismo que había avanzado previamente. En la atmósfera entre ambos parecía haberse detenido el tiempo y congelado el ambiente.

—Ya veo que no quiere colaborar conmigo aunque esté en su obligación por ser mi invitado —comentó el vampiro con un gesto de desaprobación, pero sin perder su sonrisa tan inquietante y artificial—. Usted iba a disponer esta noche de todos los lujos y placeres que cualquier vampiro hubiera podido desear. ¿Seguro que quiere renunciar a ellos?


   Bertram resopló a modo de respuesta mientras continuaba avanzando hacia él con paso firme pero con cierta cautela. Al mismo ritmo, su anfitrión seguía retrocediendo, manteniendo la distancia inicial entre ambos.

—Doy por hecho de que esto es una renuncia. De acuerdo, a partir de este momento has perdido el respeto y aprecio que había empezado a tenerte —añadió el vampiro con un semblante más serio y dejando atrás toda la cortesía—. Desgraciadamente, esto me incordia. Pero tendrás el honor de poder contar que has ofendido a Volker Banach.

—Volker Banach —repitió Betram en tono desafiante y acelerando el paso.

—Claro, que hay un pequeño inconveniente con eso —añadió Volker frenando en seco y recuperando su sonrisa—. Que deberás estar vivo para poder contarlo.


   El inquietante vampiro comenzó a desperezarse y retorcerse, estirando sus brazos y girando su cabeza de un lado a otro. Su cuerpo empezó a crujir como si todos sus huesos chocaran unos con otros. Su largas extremidades se estiraron aún más, casi duplicando la estatura inicial de su cuerpo. Varios huesos afilados agujerearon el abrigo por su espalda, adornando siniestramente su columna vertebral. Aquello había dejado de ser humano y se había convertido en un monstruo verdoso, pestilente y con unas garras muy afiladas.


   Antes de que terminara la transformación, Bertram emprendió una carrera hacia su amigo con la intención de alejarle del peligro.

—¿Sabes qué? —preguntó Alger mientras Bertram se disponía a cargar con él—. Prefiero que me remates tú a que lo haga esa cosa. Así que, tómame aquí mismo.

—Calla, no es momento de bromear —le espetó Bertram muy nervioso y asustado agarrando a su amigo.


   Pero antes de que pudiera levantar a Alger del suelo, ya tenían encima a Volker. Sus largas piernas le habían permitido correr más rápido que Bertram. Seguramente, si éste no hubiese empezado a correr tan pronto como vio comenzar la metamorfosis de su enemigo, éste hubiera sido el primero en llegar hasta Alger.






   Desde abajo, Bertram y Alger contemplaban paralizados a esta bestia, que se frotaba los largos y puntiagudos brazos como si se tratara de una mantis religiosa. En esa situación, Bertram no fue capaz de esquivar una de esas zarpas y salió despedido a unos cinco metros de donde estaban. Al caer al suelo, dio varias vueltas hasta que fue capaz de frenarse. Alzó la vista y pudo contemplar cómo la bestia tenía sus cuatro extremidades clavadas en el suelo alrededor de Alger y que su cabeza se acercaba a la de su amigo peligrosamente.


   Se levantó del suelo para correr hacia ellos cuanto antes, pero Volker se interpuso entre él y su amigo.

—¡¡¡Lárgate!!! —le exigió Bertram a la bestia a todo pulmón, mientras a malas penas conseguía esquivar las puntas de hueso afiladas de sus brazos.


   Volker inclinó su cabeza hacia un lado y dejó de atacar a Bertram.

—¡Vete! —repitió Bertram, aún temeroso.


   Las patas traseras del monstruoso vampiro empezaron a retroceder, hasta que terminó por abandonar a ambos amigos dando pasos agigantados. Antes de que la oscuridad de la noche se lo tragara, aceleró su marcha alejándose a una velocidad increíble.

—Lo... ¿lo has espantado? —preguntó Alger perplejo ante esta repentina huida, después de haber estado a punto de ser devorado.

—Eso es lo que me hubiera gustado, pero me temo que no se ha ido por mí —contestó Bertram muy serio y levantando sus brazos con cierta resignación y a modo de sumisión.


   Detrás de Bertram aparecieron desde el interior de la oscuridad cuatro personas armadas con rifles apuntando hacia él. Por lo que pudo intuir, al menos dos de ellos también eran vampiros.

—No os mováis —advirtió el que parecía el líder del grupo mientras observaba a ambos sin dejar de señalarles con el arma.

—Como si pudiera salir corriendo... —contestó irónicamente Alger tomándoselo con algo de humor para intentar rebajar la tensión.

—Parece que ya está lejos —añadió otro de los hombres mientras miraba hacia la dirección por donde se había marchado Volker.

—Tú y tú, os venís con nosotros —indicó el líder con cierto tono chulesco—. Tenéis que contarnos quiénes sois, de dónde demonios habéis salido y qué quería ese monstruo de vosotros.

—Un momento. A él tenéis que llevarle a un hospital; ha perdido mucha sangre —les indicó Bertram señalando a Alger—. Yo...

—Esa bestia horrible... casi me deja seco de sangre —interrumpió Alger intentando cubrir la versión de su colega—. Menos mal que se ha ido gracias a vosotros.

Siguiente






Llega el momento de decidir y en esa ocasión habrá que elegir qué información dará Bertram o no. Podéis elegir más de una opción, pero sólo una de cada pareja de opciones. ¿Qué contará Bertram cuando le interroguen?

A) Dirá que es Bertram Kastner
B) Dará otra identidad

C) Explicará que viene de Vennysbourg
D) Indicará otra ciudad de origen

E) Hablará de que es un vampiro recién convertido, pero que no sabe nada de su origen
F) Contará que está en misión secreta en Stuttgart y que no puede dar información

G) Admitirá que él mordió a Alger y le dejó así
H) Mentirá con que Volker mordió a Alger y bebió su sangre



Deja un comentario con las opciones elegidas e intenta detallarlas.





7 comentarios:

  1. Ya que algunos de los otros parecen ser vampiros también y los han salvado, no veo razón para mentir: A C E G

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    1. Opciones A, C, E y G registradas. Gracias por participar

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    2. Ya va siendo tiempo de tranquilizarse algo...

      Concuerdo con Setzer... A C E y G.

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    3. Opciones A, C, E y G registradas. Gracias por participar.

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  2. B C E G
    Casi de acuerdo con los anteriores, solo que, por qué decir su nombre?

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    1. Opciones B, C, E y G registradas. Gracias por participar.

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  3. Se cierra el plazo. En los próximos días continuará con las opciones elegidas.

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