Bertram consigue saltar del taxi junto a Erika, pero debido a la gravedad de sus heridas, acaba inconsciente. Mientras duerme, tiene visiones con su familia y es perseguido por un gigantesco Niels Rainath. Pero en el último momento, es rescatado por Roderick Sevald, con quien tenía pendiente un encuentro.
Esta es la 19ª página del relato interactivo de Bertram Kastner, basado en el juego Vampiro La Mascarada. Puedes participar en los comentarios decidiendo sus siguientes pasos. También en el hilo de Twitter y en la publicación correspondiente de Wattpad.
Las miradas de ambos vampiros se encontraban conectadas, frente a frente. Los ojos de Roderick habían adquirido un brillo intenso, realzando su ya de por sí llamativo color celeste. Bertram sabía que era una tonalidad que difícilmente podría volver a contemplar en el cielo por sí mismo. Bajo el influjo hipnótico que le provocaba tal visión, su mente se encontraba receptiva y no hacía más que invitarle a acceder sin reparos a la petición del otro vástago, mientras que los recuerdos de lo acontecido recientemente seguían brotando sin cesar en su memoria.
—Nos encontrábamos en Berlín, en unas instalaciones subterráneas pertenecientes al sistema de transporte del metro —le relató Bertram—. Al parecer, era un lugar que no estaba abierto al público, sino a unos pocos elegidos.
—Muy interesante. Tengo conocimiento de varios emplazamientos de esa red subterránea con accesos muy restringidos, pero habilitados para celebrar nuestros cónclaves. Aún así, es de suma importancia que recuerdes en qué lugar exacto de entre todos esos túneles estabais reunidos —le presionó Roderick sin dejar de lado su actitud amable.
Zambulléndose de lleno en sus pensamientos, volvió a situarse en aquella ubicación. Observando cada detalle, Bertram consiguió localizar en una de las paredes lo que parecía la placa con el nombre de una estación del suburbano. Queriendo complacer a Roderick, se dispuso a volver en sí para proporcionarle sin demora esa información. Aunque, antes de llegar a hacerlo, reparó en alguien que había junto a ese cartel.
Como si de una secuencia de película se tratara, Bertram revivió en bucle una situación que le descuadró totalmente. En ella, un corrillo de gente charlaba de forma distendida. De entre todos ellos, podía ver nítidamente cómo Roderick le hacía un gesto con la mano para indicarle el camino a seguir dentro de esa estación de metro, mientras mantenía el rostro sonriente y amigable que le solía caracterizar.
—¿Qué sentido tiene que me preguntes dónde estaba, cuando tú también te encontrabas allí? —le inquirió Bertram tras salir de su ensimismamiento y sin darle la respuesta que éste estaba esperando.
—Después de aquello, debieron borrar mis recuerdos. Es por esa razón que desconozco el haber coincidido en ese lugar contigo —se excusó Roderick de inmediato, con un discurso que parecía convincente—. Por favor, continúa contándome más sobre aquel enclave. Necesito recuperar la memoria.
Sin dejar de mirarse mutuamente, Bertram volvió a sentir una necesidad extrema de seguir relatándole más detalles sobre la estación subterránea que había recordado. Pero otra vez, una pieza del rompecabezas que tenía en su mente saltó por los aires al encontrar una nueva contradicción.
—A todo esto, Erika me dijo que Roderick contactó conmigo en sueños y no con ellos para dificultar que Niels lo interceptara, al no conocerme a mí aún —comenzó a divagar Bertram—. Y ahora, sabiendo que se encuentra cerca y que ha intervenido en mi sueño, Roderick lo ha obviado como si eso ya no supusiera un problema. ¿Por qué?
Al mismo tiempo, sentía cómo éste ejercía más presión con sus manos, comenzando a hundirlas sobre sus hombros. Un estímulo eléctrico alcanzó su espina dorsal y recorrió desde ahí todo su cuerpo, doblegando sus músculos y articulaciones. Aquello provocó que la boca de Bertram se abriera de forma involuntaria y expulsara un incomprensible balbuceo.
—¿Y qué me dices de que Niels se haya esfumado justo cuando ha irrumpido Roderick en el sueño? —continuó cuestionándose Bertram, intentando ganar terreno en su pugna contra la sin razón que invadía su mente—. Sin dudarlo, debe tratarse de él.
Con gran esfuerzo, consiguió volver a sellar sus labios para que ninguna palabra intentara escapársele sin querer. Tenía la certeza de que aquel sujeto no era quien pretendía ser, sospechando que había sido suplantado por el mismísimo Niels Rainath. No conocía qué poderes y artimañas poseía su contrincante, pero debía estar abierto y preparado ante cualquier posibilidad, por imposible que pareciera de creer.
—Bertram, es cuestión de vida o muerte para mucha gente —pronunció Roderick utilizando un tono más tajante y clavando su mirada en él—. Dime dónde te encontraste con Lothar von Schwaben. ¡Ahora!
De nuevo, las palabras de Roderick, o mejor dicho, de Niels Rainath, hicieron mella en él. Aunque lo que más influyó fue el que éste le levantara en peso del suelo al agarrarle por el cuello. Ya no tenía frente a sí mismo al vampiro amigable al que apenas acababa de recordar; sino al que había intentando acabar con su vida esa misma noche en varias ocasiones.
Al verse sometido de aquella manera, su fuerza de voluntad terminó resquebrajándose por completo, dándose por vencido y quedando anulado, a merced de sus órdenes. Como si no pudiera controlar su mandíbula, Bertram comenzó a mascullar la información que le había exigido Niels, quien aún lo mantenía sujeto por el cuello.
Lo último que vio fue al insistente abejorro que desde hacía un rato rondaba a su alrededor; esta vez, apareciendo tras Niels Rainath y sobrevolando su cara con gesto triunfal. Se dirigía de nuevo contra su frente, donde acabó estrellándose con fuerza, sumiendo su vista y su mente en una oscuridad total.
Sobresaltado, Bertram abrió los ojos, llevándose las manos a su rostro aún dolorido. Parecía que había conseguido despertar de aquella pesadilla, al no tener delante al temible Niels y al encontrarse sentado en el suelo, con la espalda apoyada en un tronco. Cerca de donde estaba, ardía el árbol contra el que se había chocado el taxi del que consiguieron saltar Erika y él.
Ayudándose del resplandor que le brindaban las llamas, oteó los alrededores en busca de algún rastro de ella.
—¿Erika? —preguntó al aire intentando localizarla, con la esperanza de obtener una pronta respuesta.
—Ya no se encuentra aquí —le replicó una inesperada voz masculina envuelta en la penumbra.
Aquello pilló desprevenido a Bertram, dando su cuerpo un pequeño brinco, pero sin conseguir ponerse en pie.
—¿Quién eres? —le espetó de inmediato intentando reponerse y temeroso ante la posibilidad de volver a encontrarse con Rainath fuera de sus sueños.
—Disculpa si te he asustado. Y también por las piedras que te he estado lanzando todo este rato —contestó el hombre, a la vez que soltaba un puñado de guijarros, dejándolos caer sutilmente al suelo—. Ya iba a darme por vencido, pensando que no ibas a ser capaz de despertar.
—¿Piedras? —cuestionó Bertram volviendo a llevarse las manos a su cabeza, donde sentía el resquemor de algún que otro impacto de lo que creía un abejorro.
—Mi nombre es Jünaj —le respondió mientras que encendía un quinqué que tenía a su lado, sobre una gran roca que le servía como asiento—. Ahora bien, ¿quién eres y qué habéis venido a hacer aquí Erika y tú?
Tras haber sido engañado por Niels Rainath, Bertram se encuentra ante un nuevo desconocido. ¿Qué información estará dispuesto a revelarle y qué preguntas le formulará a continuación?
Elige una opción del siguiente grupo sobre qué le responderá Bertram en cuanto a su identidad:
A) Le revela su nombre completo
B) Le indica un nombre falso (añadir qué nombre le dirá)
C) Se niega a revelarle su identidad
Ahora, indica otra opción de este grupo sobre qué había ido a hacer junto a Erika:
D) Venían a pedir asilo y protección
E) Huían de Niels Rainath y querían esconderse
F) Eso no es de su incumbencia
Y por último, elige qué le preguntará Bertram a continuación:
1) ¿Dónde está Erika?
2) ¿Por qué me has arrojado piedras?
3) ¿Qué estás haciendo en el bosque?
4) ¿Eres el líder de Kreuzungblut?
5) ¿Podrías ayudarme a escapar de Niels Rainath?
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